Se oyó algo entre los matorrales, una especie de llanto perruno. De entre la maleza apareció un lobo de pelaje rojizo y unos ojos verdes. Parecía asustado por mi presencia, y no lo culpo, yo lo estaba por la suya.
Echó a correr por un lado y yo lo hice por el contrario.
Al instante me encontré con Derek, sentado en la rama de un árbol.
-¿Cuántos de ellos hay?-miraba hacia atrás-¿Cuántos hombres lobos hay más?
Me miró desconcertado y dijo:
-¿Cómo? ¿Me llamas para preguntarme eso?-se levantó y saltó hacia el suelo-. Adiós.
-¡Responde! ¿Quién era el lobo rojizo?
-¿Rojizo?-Derek me miró y se echo a reír-. Tranquila, es inofensiva.
-¿Una chica?-estaba más tranquila, pero por qué salió corriendo-.Parecía asustada al verme…
-Lo estaría.
-Y lo sueltas tan pancho, que irritable.
Se le dibujó en la boca una sonrisa y se acercó a mí agarrándome de las manos.
-¿Qué tenemos que aclarar?
Ahora sí que tenía miedo y por si fuera poco, acercó sus labios a mi oído susurrándome:
-Te escucho, preciosa.
-Suéltame, no quiero que te acerques tanto-antes de darme cuenta, mis palabras sonaron paranoicas.
-Vale…, pero dímelo de una vez.
-Yo…, esto-vi a la loba rojiza-.Es ella…
-¿Eh?-se giró y le vio-María…
-¡Espera!-salí corriendo detrás de ella, pero Derek me agarro del brazo-¿Qué haces? Suéltame.
-Déjamela a mí.
Salió corriendo detrás de ella y la alcanzó.
Ella aulló y fui tras ellos, cuando llegue, no había un lobo, si no una chica de mi edad de pelo rojo, con el flequillo le tapaba uno de sus ojos verdes.
-Mentiroso…-le dijo María a Derek.
-María déjame explicarme.
-¿Explicarte? ¿Quieres explicarme por qué hay una vampira?
-En realidad hay más de uno.
-¿Eh?
-Largo de contar- Derek perdía a la paciencia y María estaba histérica- escucha…
-Hola…-intervine-. Soy Adelaida, encantada, María.
-¿Qué haces?-Derek me miro con una cara de <<dónde te estás metiendo>>- Adelaida, qué…
-Presentarme.
-¿Eh?-me parecía que cada vez entendía menos-. Vale…estás loca.
-Bonitas palabras para seducir a una chica- le dijo María riendo-. Estas hecho todo un galán.
Me puse a reír y él se puso rojo.
-Encantada, Adelaida. No pareces peligrosa.
-¡Ah!-Derek empezó a gritar, su piel se estaba que mando.
-Derek-mire al cielo-.No hay nubes, los rayos del sol le queman la piel…
María le cogió y le llevo a una cueva cercana, yo los seguía.
En la cueva también estaban los hombres lobo.
-Derek ¿estás bien?- le dije casi susurrando.
-¿Por qué tú no te quemaste?
María estaba confusa, y el resto nos miraban en plan <<qué pasa>>, <<qué ha pasado>>, <<qué hace aquí Adelaida>>, o cosas por el estilo.
-Es una historia interesante.
-¿Me la cuentas?
-No. Procurad que beba sangre y le irá bien.
Salí de la cueva y me encamine hacia casa. Cuando cerré la puerta vi que había alguien en el salón con mi familia.
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