miércoles, 30 de marzo de 2011

Escapada:

Tras la visita de parte de mi familia, menos uno, miré la luna y después el reloj. Ya era la hora.
Abrí la ventana, salté por ella hacia el matorral, corrí al bosque y me perdí por el paisaje. Hacía frío, no iba muy abrigada que se dijese, tenía un camisón y una chaquetita finas del hospital, a parte, iba descalza.
Me paré para recuperar el aliento tras una caminata. Sentí algo, más bien a alguien. Oí un suspiro lejano, un golpe seco, de esos que se hacen cuando saltas a una rama para sujetarte, y brevemente una sumisa voz que parecía reír.
-Pareces muy sola por este bosque- Era una voz de varón, tranquila y apacible-, no deberías estar sola.
Me giré, era un muchacho de tez pálida, ojos verdes  hipnotizan tés y de cabellos negros, que destacaban su piel blanca y le hacían que  el pelo pareciese más negro.
Le miré, sus colmillos se afilaban cada vez más, se acercaba más y más. Me alejaba como podía, pero él era varón, probablemente más fuerte que yo y más rápido. Me limité a hacer lo mismo que él, afilar mis colmillos mientras retrocedía. Se paró en seco, mirándome directamente a mis colmillos.
-No lo sabía, lo siento.
-Rien ne se passe.
-¿Eh?
-Que no pasa nada, es francés.
-¿Francés?, y tienes un colgante de cadena de plata con una esmeralda. ¿Eres la hija de Le Blanc? bueno, su única hija- no conteste-, lo tamare como un  sí¿Quién no lo conoce? Es uno de los mayores vampiros pura sangre del mundo.
-No lo sabía. Nunca me hablan de negocios o cosas relacionadas con la familia.
-Bueno, he oído que eres lo más preciado de tu familia. La joyita de papá.
-Eso no es cierto. Solo soy….
-La única chica de cinco hermanos, que se parece mucho a su abuela, una vampira purasangre muy poderosa, Amance Le Blanc.
-Eso no tiene nada que ver- ahora sí que estaba furiosa, papá no me sobreprotegía, no era la joyita de la familia.-Cómo es que vives aquí.
-¿Ahora las preguntas las haces tú?
-Qué más da.
-Sí, vivo con una panda de hombres lobos, gente maja.
-Pensé que les estaba prohibido que vivieran cerca de lugares bajo el control de familias vampiras sin su permiso.
Echó unas carcajadas fortísimas –tu papi es demasiado bueno.
Le miré con furia y salí corriendo, dejando tras de mí las huellas en la nieve y al joven mirándome de soslayo.

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