Taylor y yo
recorremos la parte trasera de la casa hasta llegar a donde los demás estaban.
-Esto… se
supone que vas a un funeral…- señala mi ropa.
-Ups… con
las prisas no me he dado cuenta.
-Corre, yo
te cubro.
Vuelvo lo
más rápido que puedo a mi cuarto y me pongo un ajustado vestido negro, que mi
madre me regaló hace tiempo, unas medias
de encaje negras y unos botines de tacón.
Antes de salir
me miro en el espejo del pasillo arreglándome un poco el pelo, por un lateral
de este veo un papel en mi mesa. El discurso…
Regreso al
cuarto, lo recojo y… sorpresa, sorpresa, está en blanco.
-Pensé que
estabas con los demás.
Me giro
sobresaltada escondiendo el papel.
-¿Tú otra
vez? ¿No te cansas de rondarme?
-¿Por qué
debería? Soy un “ser despreciable”-dice retándome con la mirada.
El
remordimiento me entra de lo fijo que me mira. Puede que sea un borde, pero me
había pasado, y por duro que fuese tenía que disculparme ¿no?
-Eso fue una
broma. Lo siento… Se suponía que no tenías que escucharlo.
-Entiendo.
Ojos que no ven, corazón que no siente.
-Sí, bueno…
más o menos.
-Te perdono.
Pero a partir de ahora llámame Adam. Me gusta más que “ser despreciable”.
-Lo
intentaré, Adam.
-¿Qué escondes?-dice
al percatarse del papel que tengo detrás.
-¿Qué?- lo
saco y lo abro-. Realmente nada. Se supone que es un discurso… pero, no tengo
nada.
Se acerca y
coge el papel examinándolo rápidamente.
-Está en
blanco-le miro furiosa-¿No me crees?
-Ahora sí-me
tiende la hoja-. ¿Vas a improvisar?
-No-le quito
la hoja bruscamente- no voy a decir nada. Además, a ti no te importa.
-Creo que es
un desperdicio que te vistas así para no decir nada… Claro que si no conocías
bien a esa persona o ne te caía bien, no tiene sentido decir nada.
-Sí le
conocía, y sí me caía bien.
-Entonces no
puede ser tan difícil decir algo.
-Eres estúpido
insensible, no sé por qué te estoy contando esto a ti.
Salgo de la
habitación dando un portazo. Recorro el pasillo y vuelvo donde los demás. Los
cuales ya han empezado a entrar en la iglesia.
Mas entrar
un montón de gente me da el pésame mientras intento llegar a algún asiento libre.
-¿Icíar?-viro
la cabeza y me encuentro con Vic-. Hola
-¿Vic? Que
sorpresa tan… inesperada- le doy un pequeño abrazo-. ¿Qué haces aquí?
-¿Quién te
crees que trajo a Taylor?
-Asique tu
eres el culpable de que me vaya a atormentar durante semanas.
-Perdona-se
encoje de hombros-. Es Taylor, encontraría otra manera.
Entre ambos
localizamos a Taylor y nos sentamos a su lado, esperando a que el cura
terminase de hablar.
-Tía, menudo
rollo-me dice Vic.
-Vic
Priccolo, muestra más respeto-le replica la morena-.Discúlpale Icíar, es que no
capta que es un funeral.
-No importa
yo también me aburro.
En medio del
discurso de mi abuela la puerta se abre y Adam entra, pidiendo disculpas y
haciendo gestos para que continúen.
-¿Qué hace aquí?-digo
mientras veo como busca un asiento vacío-. ¿Quién lo ha invitado?
-No sé, pero
se dirige hacia aquí-dice burlona mi amiga.
-No puede
ser-miro de nuevo y efectivamente, viene-. ¿Por qué a mí?
Cuando esta
cerca me mira sonriente.
-¿Está
ocupado?-pregunta sabiendo, obviamente, que no lo está.
-No…-dejo de
mirarle para intentar prestar atención a cualquier cosa que no sea él.
Lo intento
mirando a mi hermana, quien está jugando a la maquinita. Lo intento con mi
madre, quien se retoca el maquillaje, intentando que nadie lo vea. Hasta lo
intento con un extraño que llora más que mi abuela.
-¿Al final
qué vas ha hacer?-pregunta Adam.
-¿A qué te
refieres?
-Al
discurso- dice obviando a lo que se refiere-. Lo has decidido.
-No voy a
decir nada. Ya te lo he dicho.
-¡¿Qué?!-chilla
Taylor estupefacta-. ¿Nada? Pero si lo adorabas.
-Tay, la
gente te está mirando-señala Vic-.No grites, estamos en un funeral-dice
irónico.
Taylor le
hace una mueca y luego mira a todo el mundo.
-¡Lo siento!
No quería molestar. Continúen.
La gente
retoma lo que hacía antes, y empiezan a cuchichear mientras mi abuela sigue a
lo suyo.
-Vas a
decepcionar a tu hermano. Estaba convencido de que dirías algo.
-Lo sé-recuerdo
la charla que tuvimos días anteriores-. Pero no sé qué decir.
-Eso lo
tienes que averiguar tú.
En ese
momento el cura dijo “¿alguien quiere decir unas palabras?”, y entonces todo se
volvió a cámara lenta.
Taylor
empezó a ladearme mientras decía “sal a decir algo, sal”, mis hermanos me
miraban suplicantes, Vic intentaba calmar a Tay para que me dejara en paz.
-Es tu
oportunidad-dijo Adam cuando captó mi atención.
Me levanté y
fui a donde segundos antes, mi abuela había dicho algo.
-¿Podría decir
algo?
-Por
supuesto, adelante.
Mira a las
personas presente, todas estaban muy atentas. Incluso mi hermana.
-Hola… La
verdad es que no pensaba decir nada, pero…me han insistido mucho-digo
sonriente mirando a mi hermano-. Mi
abuelo era… una persona muy fuerte, se convirtió en una gracias a su pasado.
Pero a pesar de eso siempre nos sonreía a mis hermanos y a mí. Mi madre dice
que él no quería que le llamásemos yayo, pero que cuando nacimos eso se la
paso. Debe de ser cierto, yo siempre le he llamado yayo. No tengo muchos buenos
recuerdos recientes de él. Lamentable mente siempre estaba ingresado, o con la
olla vacía…olvidaba cosas, o las confundía…-una lagrima calló de mi rostro y
antes de poder notarlo un nudo se apoderó de mi garganta-. Perdón… es más difícil
de lo que esperaba. Supongo que está en un sitio mejor ahora, porque se lo
merece. O mejor, esta pescando en un puerto, esperándonos para ir a la feria-
miro a mi abuela-. Pero va a tener que esperar mucho. Seguro que pesca algo
enorme, y esperará para enseñárnosla. Y luego iremos a las colchonetas o a los
ponis…
hola! te envie mi novela por hotmail, avisame si la recibes ;D
ResponderEliminarSí, ya la recibí. Muchas gracias, estaba deseando leer más. :)
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